Recuerdo que mi padre nos llevaba todos los domingos al mercado a pocas cuadras de mi casa. No era raro ver al pregonero que te ofrecía su producto gritando a los cuatro vientos, o a la señora sentada en un puesto ofreciendo esos tamalitos verdes…uhmmmm era una delicia….
La tecnología avanza en nuestro siglo. La modernidad se hace presente cada vez que hacemos uso de productos y servicios totalmente innovadores y acordes a nuestro siglo. Porque entras a un Supermercado amplio e iluminado y encuentras todo a tu disposición: las secciones totalmente organizadas, el pan caliente, todos los artefactos a la vista del cliente (ah! ah!…prohibido tocar!), las cajeras haciendo su trabajo de manera rápida y automática, los hombres de seguridad revisando a cualquier cliente sospechoso al salir (a veces te tocó a ti, pucha! ni modo, aguantar a que te revise nomás), Los maravillosos descuentos de 20% (claro, pero debes usar la tarjeta de crédito, sino no vale), la famosa promoción de 2 x 1 (es lógico, los precio lo suben la noche anterior)…en fin…
Si!…ahora tienes un sitio donde comprar de modo tranquilo, ordenado y limpio…es notable……pero….entonces al fin acaba mi etiqueta de Cliente Insatisfecho?….al fin me he llegado a convertir en ese Cliente Satisfecho que está contento con todo lo que le rodea?…
Entonces vuelvo a recordar esos momentos que salía con mi padre y mis hermanos a comprar a la plazita de la vuelta…
Te encontrabas con algún vecino y se ponían a discutir del tema del día.
Al comprar con tu vendedora favorita, te metías en una conversación tan amena y graciosa a veces (¡Cómo estás caserita!…cómo están sus hijos?………..así?…………..cómo han crecido!….)
Los vendedores ambulantes se acercaban a ti y te ofrecían al momento sus productos. Así te ahorrabas el tener que ir de nuevo al lugar y caminar otros tantos metros…
Siempre ibas donde el casero (palabra que señala a la persona que ya conoces y que te compra o te vende siempre) porque mi padre decía: cómprale a juanita, o al Sr. Pedro, o a la Tía Jacinta…porque ellos son de confianza…..
Era cierto. Cuando compraba ahí me preguntaban por mi padre, me daban el peso exacto, me regalaban algunas frutas de más, me decían: «ya mañana me pagas…», total, era un lazo de confianza al momento de la compra….
esos tiempos…
La modernidad es una necesidad y cambio de época…es cierto. Y la necesitamos, claro que sí.
Pero la insatisfacción se apodera de mi cuando me pregunto: ¿Alguna vez alguna cajera de un supermercado me preguntó por mi padre, o me mandó saludos para mi hija, o me dijo: «No trajo dinero?…no se preocupe, ya mañana me paga»………?
Recuerdas tu plaza de la esquina…?
Me gustaMe gusta